La tecnología WAP establece un puente mucho más sólido entre el mundo de la telefonía móvil e Internet ofreciendo la capacidad para vehicular un amplio abanico de servicio de valor añadido con total independencia de la tecnología que se utilice. El gran logro del WAP ha sido poner muchos de los servicios hasta ahora sólo disponibles en equipos fijos en el bolsillo del usuario, abriendo la puerta a un nuevo mundo de posibilidades para las comunicaciones inalámbricas.
En los últimos años, las telecomunicaciones móviles e Internet han experimentado un enorme crecimiento, convirtiéndose en dos tecnologías de gran aceptación social -como muy bien demuestran los millones y millones de usuarios que tienen en todo el mundo-. A pesar de este boom, la evolución de ambos ha tendido a seguir de forma paralela, con pocos e infructuosos puntos de unión, básicamente por las limitaciones de las redes de comunicación y el manejo de unos terminales realmente aparatosos. De las primeras, señalar que un ancho de banda de 9.600 bps no es desde luego lo más adecuado para lo que se estila en la Red hoy en día; de lo segundo, los desarrollos que diversos fabricantes han hecho por separado se han topado con los problemas de coste, las escasas prestaciones y la incompatibilidad.
Hasta ahora, todos estos obstáculos han impedido que la telefonía móvil no haya servido más que para transmitir voz, mensajes cortos o la recepción de pequeñas noticias de agencia sin más espectacularidad. La tecnología WAP (Wireless Application Protocol) viene a superar estas limitaciones ofreciendo un estándar abierto, adaptable a cualquier tecnología de terminal (móvil, PDA, ordenador, etc.) e independiente de la señal de transmisión utilizada en las redes inalámbricas.